Ayer fue un día nefasto, sí, fue lunes.
Sin embargo, de los peores días es de los que más se aprende y hay una serie de ideas que aprendí y quiero compartir. A modo de desahogo, a modo de aprendizaje colectivo.
- El trabajo más duro, el que te lleva más horas, aquel que haces sola… Es el que nadie te va a reconocer. No esperes reconocimiento, por lo que tendrás que trabajar bajo otros objetivos: ser el mejor en tu trabajo, hacerlo lo mejor que puedes, dormir bien por la noches, dar la cara ante el cliente, etc.
- El día tiene un final: por mucho que temas el día y que te resulte largo, llega el final del día y te vas a dormir. Es algo que ni yo me lo creo, pero hay que tratar aprovechar cada momento, porque si no la vida se nos va a pasar muy rápido. Coge aire, distrae tu mente y olvida el mal rollo aunque sea por un rato. Date un capricho, habla con alguien de confianza…
- No decir que no a nada tiene sus consecuencias, hay que ser conscientes de ello. Aprender mucho, te dejas ver, pero también puede afectar a la calidad de tu trabajo y a la de tu vida. Pero si te administras bien, es positivo. Eso sí, hay que dejar hueco en la agenda de «no decir que no a nada» para los eventos, porque ahí mezclas trabajo, ocio y vida personal.
- Si vas a comprar congelado, asegúrate antes de que el congelador esté encendido y no rompas la cadena de frío. Sí, eso también lo aprendí anoche.
- No confíes en nadie… Sólo en James Gordon.
Probablemente aprendiese más cosas, pero a estas horas de la mañana, ¿qué esperáis? 🙂